La boccia, cuyos orígenes se remontan a la Grecia Clásica, es una compleja combinación de táctica y habilidad. Se practica de forma individual, por parejas o equipos, sobre una cancha rectangular en la que los jugadores tratan de lanzar sus bochas lo más cerca posible de la pelota blanca que sirve de objetivo, a la vez que intentan alejar las de sus rivales, en un ejercicio continuo de tensión y precisión.

El deporte de la boccia lo practican personas en silla de ruedas que tienen parálisis cerebral o discapacidad física severa y que se colocan en uno de los extremos del campo, desde donde lanzan las bochas. La competición se estructura según clases de discapacidad. En los Juegos Nacionales Evita, esta disciplina es mixta y está contemplada la participación de deportistas de categoría SUB 18, según los años de nacimiento descriptos en el reglamento vigente.